Vendetta

C.R.A.Z.Y.

Estos días se estrenó la película C.R.A.Z.Y. del director Jean-Marc Vallée. La historia sucede en Canadá y muy al estilo de Chéjov, conmueve por su simpleza. Gervais Beaulieu es un hombre machista cuyo orgullo es procrear únicamente hijos varones, y tiene cinco. La película en sí va contando cómo es que una familia grande se enfrenta a la vida, lo extraño es que no se convierte en clisé ni se torna aburrida. La presencia de convicciones y relaciones religiosas tiene gran impacto en la manera en que evolucionan los personajes, sobre todo Zach Beaulieu, quien tiene desde pequeño inclinaciones sexuales hacia su mismo género pero le toma mucho tiempo para aceptarlo; en las noches reza a Dios que lo cure del mal que lo domina, el demonio del homosexualismo.

Cada uno de los hermanos desarrolla una personalidad contraria a los demás, hay un drogo, un nerdo, un deportista, un gay y, finalmente, un niño que pareciera más un extra pues no se logra entenderlo debido a su tardía aparición. Ellos se llaman Christian, Raymond, Antoine, Zachary e Yvan y reflejan todos esos problemas que vemos afectan la realidad mundial hoy mismo, algunos anidados en el inconciente general como condiciones necesarias, y es éste carácter de "necesario" precisamente lo que Vallée pretende convulsionar.

Entonces a Gervais le queda jodido, en medio de su machismo y concreta concepción tradicionalista del mundo debe lidiar con cinco personalidades extremas y evitar que su familia sea destruida. Fregada la vaina, sabemos que las cosas no son siempre bellas, es obvio que los finales felices sólo pueden pasar en las películas pues la vida, lamentablemente, no depende de un guión. Sin embargo, C.R.A.Z.Y. se encarga de encontrar soluciones concretas, en algunos momentos drásticas, a tanta pendejada que nos inventamos para jodernos la existencia.

Me interesa especialmente esta película pues da nuevas referencias acerca de lo que es un Kibbutz al estilo cortazariano. Ese camino con Dios o sin él en que cada hombre se busca a sí mismo, la piedrita va a seguir cayendo sin importar que la Tierra y el Cielo estén al mismo nivel o que nosotros podamos saltar de uno a otro sin problema. Al parecer el camino de cada uno de los cinco hermanos es éste mismo, no hay razones para temer las consecuencias de los actos que nos llevan a conocernos y que, finalmente, nos ahorran preocupaciones. Vivir de las apariencias es morir en un cofre de cristal. No hablo más porque espero que vayan a verla y aquí estaremos debatiendo.