El Kibbutz

Kibbutz: colonia, settlement, asentamiento, rincón elegido dónde alzar la tienda final, dónde salir al aire de la noche con la cara lavada por el tiempo, y unirse al mundo, a la Gran Locura, a la Inmensa Burrada, abrirse a la cristalización del deseo, al encuentro. En la Rayuela, el cielo y la Tierra están en un mismo plano, hay que entrar al cielo a patadas, el zapato patea la piedrita, mirar al mundo a través del ojo del culo, la piedra debe pasar por ahí, llegar al Kibbutz. (Cortázar)

Google

5/16/2007

La Foto-Caligrafía en la WEB

Encontré un sitio [http://www.laneros.com/archive/index.php/t-87672.html] donde la Foto Caligrafía, como bautizamos a nuestra foto de un post anterior donde sale un KBTZ, es un tema abierto para que otros intenten hacer sus propias fotos. Gracias a "Lemolina" quien hizo un forito, para que como polvora se regara esta nueva modalidad de fotografía. Por eso acá les dejo las fotografías de quienes han logrado un producto con su cámara, utilizando lo que sea, laser, linterna o el celular. Para ver más fotocaligrafías de José Báez en la página
Es mi foto-blog, y para los interesados los invito a crear uno.










5/06/2007

Cenotafio

En la foto: Iggy Pop (izquierda), Tom Waits (el otro)


Coffee and Cigarettes

Por Jonathan Torres

En Vendetta se reseñaban películas de alto presupuesto que por su frescura costaba comentar y se convertía en un mercado de ventas al por mayor que tal vez fuera bochornoso para los lectores. Esto no quiere decir que deje de hacerlo, sin embargo, he optado por hablar de largometrajes que posiblemente ustedes ya han visto, lo que se presta para una conversación más calmada; y si todavía no lo han hecho, pues aquí va una invitación modesta.


En 1986 el programa de televisión Saturday Night Live encargó a Jim Jarmusch, director de cine, que hiciera un corto, del cual salieron varias escenas de lo que en el 2003 sería el largo Coffee and Cigarettes (Café y cigarrillos). Muy al estilo de Jarmusch, y se puede comprobar en películas como Broken flowers (Flores rotas) o Night on Earth (Una noche en la Tierra), no pasa absolutamente nada. Pero esta afirmación se cae por su propio peso al confirmar que pasa de todo; detalles imperdibles, frases que parecen inútiles pero cargadas de sentido, primeros planos desafiantes y sobretodo, un elenco que sorprende y agrada. Me atrevo a decir que Jarmusch se encuentra influenciado por la visión muy urbana y de carretera de Jack Kerouac, Henry Miller o incluso William Burroughs, de ahí que sea tan amigo del excelente músico y compositor Tom Waits, quien le ha compuesto la banda sonora de varias películas y actúa en una de las escenas de ésta (Somewhere in California).

¿Qué es Coffee and Cigarettes? Es una explicación de por qué es tan rico sentarse a hablar con alguien -conocido o no- con cafeína y nicotina como acompañantes. Ya lo decía Sade, hay cosas en la vida que sólo funciona cuando están debidamente lubricadas. Los que no beban ni fumen, no tienen por qué verla, pues no comprenderían la razón por la cual Jarmusch dedica once escenas para mostrar a gente compartiendo el vicio.

Burroughs dijo: "En el mundo no hay lugar más tedioso que Norteamérica", lo plasmó en sus libros y Jarmusch lo evidencia en sus películas. Estados Unidos es el país más frío y amarillo del planeta, en términos de tonos metafóricos y existenciales. Los colores de la película -es toda en blanco y negro- resaltan a través de las conversaciones, la manera en que los personajes actúan, el decorado, se trata de un ambiente taciturno que de no ser precisamente por el café y los cigarrillos, induciría a cualquiera al suicidio. Ahora bien, esto no quiere decir que la película sea una crítica a los gringos, lo sabroso de todo es que su sentido se puede extrapolar a cualquier contexto, de hecho hay una escena en París. Esto interesa en la medida que se denuncia la modorra humana, que no discrimina cultura ni lugar.

Además, se trata de una práctica si bien no convencional, muy cotidiana entre quienes la disfrutan, nadie se acuerda de las veces en que ha salido desparchado a tomarse un café con otra persona; el hecho es que Jarmusch logra que algo tan usual adquiera otra significación, sin rayar en trascendentalismos idiotas. Lo que importa es que es una película excelente que trata sobre temas banales. Es más bien algo así como los poemas de Bukowski, un pájaro azul atrapado en el pecho de un ebrio que en esta ocasión tiene permiso de salir. El mejor momento para mí es cuando en la escena final, uno de los viejos en descanso de la armería recuerda la cita que escenas atrás mencionara Jack White -miembro de White Stripes-: "La Tierra es un conductor de resonancia acústica", original de Nikola Tesla y a través de las vigas del edificio viejo comienza a sonar, o mejor, a resonar, I've lost track of the world, de Mahler -de hecho "resuena" antes que el anciano recite la frase, pero en términos conceptuales el orden comprensible es como lo he expuesto-. Hace pensar en la figura de Julio Cortázar o en los escapes surrealistas de Miller en Broadway.

Es del tipo de cine minimalista que satisface con guiños perceptibles por un ojo atento y en últimas, por sensibilidades dispuestas a encontrar a Dios en la basura, en un callejón o en una cafetería. Es el dios urbano el que se busca, algo así como el realismo sucio del que habla Mendoza, nada de recintos barrocos ni producciones cinematográficas rimbombantes, vodeviles creados pretenciosos o exhibicionistas baratos. Jarmusch detesta que lo llamen "independiente", pero su obra, menos mal, sí tiene mucho que no ver con el cine de Hollywood, así en esta película se encuentren: Cate Blanchett, Bill Murray, los hermanos White, GZA, RZA, Alfred Molina, Steve Coogan y otros igual de famosos, pero excelentes. Muy al juego sartreano, son uno mismo sentados en un bar consumiendo café y cigarrillos.

Para aquellos amantes del vicio y quienes no lo amen pero lo necesiten, sería bueno que consiguieran esta película, les aseguro que a la mitad -si no antes- les entrarán ganas de correr a una tienda con un amigo o cualquier desconocido.

En la foto de izquierda a derecha: GZA, RZA, Bill Murray




Cenotafio

Un cenotafio es un monumento funerario en el cual no se encuentra el cadáver del personaje homenajeado. Con eso claro es preciso afirmar la muerte de Vendetta y el nacimiento de esta nueva columna de opinión y de publicaciones de crónicas para esta nueva etapa de El Kibbutz. Confieso que por un tiempo y por tiempo, me alejé de este blog. Otros intereses acapararon mi atención pero he regresado. Para no dar más preámbulo a este retorno publico ahora una crónica ácida y mordaz que ha provocado aversión en la comunidad de literatos de Citla.com y ha impactado a amigos y cercanos. Disfrútenla.

Sobre una toalla nació un bebé

Por Jonathan Torres

Empuja fuerte provocándome un malestar en el vientre. Sus huevas peludas chocan con mis nalgas mientras con sus uñas desprende trozos de piel de mis tetas. Su tufo a licor y mierda se mezcla con el hedor de sus axilas, que se restriegan de vez en cuando contra mis hombros a la vez que me besa desesperado. Su excitación es abrumadora, lleva quince minutos encima mío, jamás había soportado tanto. Ahora se yergue sobre mí mostrándome su panza descomunal y ese par de senos masculinos que le escurren cual bolsas de grasa. Todo es vellos enroscados alrededor del ombligo sucio, tiene motas y capas de mugre. Sigue penetrándome, ahora agarra mis muslos con sus manos regordetas de busetero y hace muecas con su bigote.

Tres horas antes, es decir quince minutos después de mi llegada a la avenida, Jorge me había recogido luego de su trabajo, que consistía en recorrer la ciudad de extremo a extremo llevando gente que ni lo miraba ni daba gracias por el favor, que aunque fuese remunerado, seguía siendo una actitud noble y digna de por lo menos un saludo. Esta reflexión no es mía, es suya. Suele darme un paseo en su buseta antes de llevarme al motel. Entonces, mientras él mete la cabrilla y pisa bien el acelerador y otrora el freno, me va contando sus tristezas. Los cueros de las sillas están desgastados e igual de perforados que mi entrepierna, somos instrumentos parecidos, la buseta y yo. Olemos mal, no discriminamos cliente alguno y luego del trajín nos encerramos en un garaje oscuro y frío que no cubre del infierno a nuestras lágrimas. Pero la buseta ya no llora, yo soy la que me empeño en rezarle al corazón, como si éste, al igual que Dios, fuera a preocuparse por una prostituta.

Hoy estaba más estresado que de costumbre, según él todo se iba a ir a la mierda por las dulces órdenes del señor alcalde, ahora con eso del Transmilenio y su continua apropiación de las calles, sus calles, no tendría en qué ocuparse para mantener a su familia. Esto es duro, saber que me estoy comiendo al papá de unos niños y al esposo de una mujer. También es difícil aceptar que a pesar del mal momento económico que pasan todos los trabajadores serios del país, yo, una puta, le estoy quitando el pan a esos peladitos y tal vez un vestido a la señora. Pero qué se pone a hacer una si no sabe nada de la vida. Es posible que sepa muchas cosas por la experiencia, pues el dolor es buen maestro, pero nada de eso me sirve para ganarme los pesos que reúno abriendo las patas. Así que me esfuerzo por ser la mejor en mi, no sé cómo llamarlo, forma de ganarme la vida. La prostitución es el trabajo más honesto, a mi parecer. Yo no robo, no soy corrupta, no engaño, sólo entrego lo más preciado que alguna vez me ufanaba en custodiar.

Jorge tenía tres botellas de aguardiente debajo del tablero, destapamos una viendo cómo los faroles de la ciudad se nublaban por la lluvia. El anís bajó suave esta noche. Bebimos del trago sin pensar en la policía o nuestro propio bienestar. Jorge es buen conductor y muchos años de manejar ebrio habían significado un curso intensivo del cual pocos se gradúan. Nos gustaba pasarnos por esas calles prohibidas para la gente de nuestro mundo. Hoy vimos gente feliz, de esos tipos con sacos al hombro y mujeres altas e indiscutiblemente hermosas que se paseaban tranquilos sin tocar el suelo con los zapatos. En ese lugar no había un solo feo, o fea. A una el gusto se le confunde pues no distingue géneros, simplemente todos le atraen. Pero es una belleza exclusiva del exterior, por dentro algunos son inútiles y el resto mala gentes. En caso de una catástrofe, digamos un terremoto, todos correrían hacia la misma puerta, empujándose y sacando del camino a cuanta gente les estorbara, y así, se quedarían luchando por salir y morirían todos aplastados. Nosotros en cambio nos quedaríamos quietos, seguros de que ese tipo de finales no es el nuestro. Jorge gritaría de la felicidad por ser bendecido con una muerte rápida, yo haría lo propio dichosa de no tener que regalar mi esencia por cualquier centavo.

Luego de regodearnos con la belleza de la ciudad nos dirigimos a donde sabemos que los humanos somos todos iguales, el lugar en que lo estéticamente aceptado y lo repudiado son la misma cosa, allí donde la calle es individuo, fuimos al centro. Dejamos la buseta en el garaje de un amigo de Jorge y caminamos agarrados de la mano por la Candelaria. En la Plaza de Bolívar perseguimos palomas y nos quedamos quince minutos contemplando el cielo, que a esa hora ya olía a orines de gamín. Luego Jorge me levantó cariñoso, cuidando de no lastimarme, pues, estoy embarazada, y nos dirigimos a una cafetería, quería tomarse un tinto para mantenerse despierto. Allí compré un cigarrillo y recogimos la buseta.

Cuando arrancamos destapé la segunda botella, sólo quedaba un cuncho de la primera y Jorge se lo bebió de un sorbo. Afuera los tinterillos cansados se dirigían a las whiskerías de la zona, el armazón de la buseta servía de escudo a la nostalgia de una Bogotá violada que abría sus piernas en la noche para escapar de su moral diurna. Los ladrones salían de escondrijos resguardados por el anonimato de callejones olvidados atraídos por el olor a joyas y billetes. Uno de ellos había sido mi hermano, había sido hasta que lo mataron de un tiro por andar robando donde no debía. Y allí en la calle, justo encima del asfalto mojado y cagado se juntaban los viejos defensores de una justicia ciega y pendeja con los criminales jóvenes, los dos adláteres del vicio nocturno.

Muchachas como yo nacían del pavimento con sus piernas desnudas que cargaban un cuerpo ajado y melancólico, eran putas ignoradas en el gran burdel que servía como lupanar capital de un país de políticos, curas y futbolistas, todos corruptos e hijueputas, y ninguno de ellos bueno en la cama. Ellas mostraban sus tetas, negándoles la admiración que se merecen. Las chaquetas de cuero rotas en determinados puntos por la agresividad de los clientes se mostraban sudorosas sobre sus hombros, Jorge aceleró para evitarme mayores tristezas. Él siempre tan lindo. Se preocupaba por los detalles más pequeños, buscaba mi felicidad a toda costa. No se había decidido a dejar a su familia porque yo se lo imploré, no soy nadie para acabar con la alegría de unos niños. Yo no valgo nada como para reemplazar un hogar, además no sabría cómo ser ama de casa, cómo esperar a mi hombre todas las noches sabiendo que con el tiempo se iría a buscar otras putas; yo soy una mujer de varios polvos, yo soy esclava de muchos hombres, por lo tanto, no le pertenezco a ninguno.

Luego de recorrer las calles hacia el sur de la ciudad y de habernos terminado la segunda botella de aguardiente, Jorge se puso violento, siempre era lo mismo. A cierta hora de la noche le daba por golpearle a alguien, yo estaba contenta de que lo hiciera conmigo y no con sus hijos. Esta vez fue peor, pues me agarró del pelo para poderme golpear contra el tubo más cercano. Sangré y luego me abracé a él para evitar que siguiera pegándome. Se controló y pidió perdón. Allí dentro nos acabamos la última botella, estábamos ya encendidos por el alcohol y comenzó a manosearme. Con sus manos sucias de llaves, monedas y el timón de la buseta me acarició la entrepierna, metiendo sus dedos torpes y bruscos en mi vagina y ano causándome dolor. Le dije que nos fuéramos para un motel, a lo que respondió con un movimiento de su cabeza mientras eructaba pegado a mis pezones.

Caminamos tres cuadras antes de encontrar el motel de costumbre, pagamos lo debido y nos metimos en nuestra habitación, el rincón de la libertad. Eran las mismas sábanas de siempre, con la misma colcha y cobija. Se desnudó y me ordenó quitarme la ropa. Nos juntamos bajo las sábanas en unas caricias honestas que nada tenían que ver con el negocio que estábamos concretando. No lo amaba, ni él a mí. Él estaba obsesionado y yo cumplía con mi deber. Pero nos queríamos como se quieren dos amigos, como se quieren dos personas que se saben son sinceras una con otra y se perdonan sus pecados pues saben que cada uno sería capaz de errar como el otro.

Usualmente resiste encima siete u ocho minutos, nueve a lo sumo. Pero hoy ha aguantado quince minutos de trajín que remueven a ese niño que está dentro de mí. Patea y se molesta por el intruso. Me duele, siento que quiere escapar, quiere huir de ésta, su prostituta madre. Han pasado ya veinte minutos y Jorge por fin eyacula. No sé si sea él el padre de mis hijos, pues han sido tantos quienes se han venido dentro que ya para qué me preocupo. Él me ha jurado que se encargará del chiquillo cuando nazca, pero yo sé que no es así. Además, ya lo dije, esto está muy difícil como para que él se encarte con una nueva boca que alimentar.

Jorge se levanta y se viste. Éste es tal vez el peor momento de la noche, cuando el arrepentimiento se apodera de mi cliente busetero y decide irse dejando la plata sobre el colchón sin siquiera un besito de despedida. Es una cuestión moral necesaria, debe sentirse así para poder seguir viviendo, el día en que crea que no puede faltar a sus principios deberá suicidarse. Yo me quedo tendida sobre la cama sintiendo cómo a cada instante el bebé quiere nacer. Rompo fuente, mancho las sábanas. Corro al baño con las piernas todavía abiertas por una sensación contraria a la penetración. No sé qué hacer, nadie en el motel me ayudaría, ni el celador que es vecino mío. Pongo la toalla en el suelo y allí me acomodo agarrándome de las barandas de la ducha. Sudo como nunca y todo me duele, ese animal que está saliendo rompe todo a su paso. Siento que desmayo, pierdo la fuerza, pero me mantengo conciente. Ahora un chillido de bebé me emociona, lloro y río a la vez. Es un niño. Se agarra sin fuerza a la toalla. Me incorporo y lo veo debajo de mí, mis piernas casi no pueden sostenerse. Agarro el cordón umbilical y lo rompo contra el grifo del lavamanos, todo se llena de sangre y el bebé, por un mal tirón, se golpea contra el suelo. Llora con mayor intensidad y lo recojo entre mis brazos sintiendo cómo su piel se abre paso entre el líquido que lo recubre. Sus ojos son hermosos, los abre poco a poco, no hay luz pero logro verlo. Voy a la alcoba. Los rayos de la luna chocan contra la pared opuesta a la cama, allí veo mi reflejo y el del engendro que cargo en mis manos. Esto no es posible. Por un momento alcancé a ilusionarme, cómo pude haber sido tan estúpida. Recorro la habitación con mi mirada y descubro la mejor manera para hacerlo. Dejo el bebé sobre una silla mientras levanto el colchón y lo sostengo en el aire con una mano mientras con la otra deposito al recién nacido sobre las tablas de la cama. Luego coloco el colchón de nuevo en su lugar, es decir, sobre el ser que ya no llora por la asfixia. Veo cómo se forma un montoncito bajo las sábanas. Con lo que me queda de fuerza me encaramo en la tabla exterior del armatoste y con un llanto satisfactorio me siento sobre ese montoncito y hago presión para que la sangre siga saliendo. Me mancha los muslos, sale a presión. Es increíble que un cuerpecito de esos ensucie tanto. Me voy del motel adolorida y pálida. Jorge no me va a volver a ver, yo tampoco veré a ese niño que por un momento quiso ser mi hijo. Todavía me pregunto cómo se habría llamado si hubiera tenido el pesar de vivir en este mundo. Tal vez Jorge, no lo sé. La verdad es que no es otra cosa que una mancha en el colchón de un motel, como yo, como usted.





4/23/2007

Jónica



La cultura como antídoto

Por: José Báez

Primero debo disculparme para quienes vistan este blog pues hace mucho no publicábamos. Razones hay muchas que resumiría en una sola, tiempo, al menos por mi parte es así. Pero bueno, lo cierto es que estamos en un momento cultural importante en la capital que El Kibbutz no podía omitir: la vigésima Feria Internacional del Libro, enmarcada dentro de los requisitos de Bogotá capital mundial del libro. Estamos trabajando en el periódico de la feria llamado Ex-libris, y mi recomendación es que no se pierdan la fantasía inigualable que promete encerrar esta versión de la feria.

Hace poco salió en El Tiempo un recuento estadístico de las visitas a las bibliotecas, sorpresivamente la Luis Ángel Arango ha obtenido el primer puesto a nivel mundial, es más visitada que bibliotecas europeas, orientales o norteamericanas. Eso es una noticia buena, lo que se entiende es que a la Luis Ángel va mucha gente a recibir el servicio gratuito de consulta bibliográfica. Esa asistencia masiva ha permitido generar políticas culturales para continuar con la promoción de la lectura en la capital. Fíjense cuatro años atrás las bibliotecas el papel tan importante que están tomando a nivel local, se han construido redes de entre ellas envidiables para cualquier país latinoamericano, y esto ha ayudado el ingreso fácil a la lectura por parte de los bogotanos.

Lo innegable es que esa estadística se contrasta con otra que parece más preocupante. Los índices de lectura siguen por debajo del 25% en la capital. Menos del 50% de las familias bogotanas tienen libros en su casa. Entonces ¿Qué pasa acá? Puede ser dos cosas: la primera es que la gente que asiste a las bibliotecas no lo haga precisamente para consultar y leer un libro. Suena ilógico, pero yo hago parte de ese grupo, he entrado a la biblioteca Luis Ángel a encontrarme con gente, a ver cine, o un concierto, a hacer consulta en las filminas de periódicos antiguos, a ver revistas, o a ver alguna exposición de arte, pero nunca me he leído un libro en esa biblioteca. Ni si quiera estoy afiliado. La segunda, es que la encuesta se haya realizado con preguntas incongruentes o embarazosas. Un profesor decía que cuando a uno le preguntan ¿Cuántos libros se leyó en el año? La respuesta puede ser tan ambigua y amplia que libro se le podría decir a un recetario de cocina, o a un texto escolar. La gente puede creer que se refieren a literatura, poesía, filosofía, y dirán: ninguno.

Yo no creo que en Colombia no se lee, lo que pasa es que no se lee lo que debería leerse. Aunque ¿Quién soy yo para decir esto? Bueno es mi opinión, creo que no dejara mucho en la cabeza los libros (por cierto mejor vendidos el año pasado) de Isabela Santo Domingo, Los caballeros las prefieren brutas. No lo he leído, ni me atrevería a hacerlo por solo el título aberrante que posee. Seguro es un libro de lectura fácil y de una y que otra carcajada que se lee mientras se está en el baño. Lo que yo creo que pasa es que la televisión está violando de forma fratricida la concepción de literatura. Lo culto lo vuelva inaccesible y lo popular lo vuelve culto. En las secciones de farándula reseñan libros, como de alta cultura, y acá caben los de Walter Riso, o los de alguna actriz que le dio por escribir sobre las tusas de amor. Están vendiendo una idea de literatura para mentes “privilegiadas” por eso acá la gente cuando se lee un libro se cree erudito en el tema y habla sin dejarse refutar. A mi me pasa lo contrario, cada vez que me termino un libro me doy cuenta de lo ignorante que sigo siendo, inclusive más que cuando lo empecé.

Dicen por ahí que un hombre no sería capaz de leerse una biblioteca así pase toda la vida leyendo. Hay tanta basura publicada, y los temas tan variados que la gente se abstiene de entrar a un recinto tan denso, donde los libros se pelean por ser leídos. Hay un cuento de Cortázar que para mi es casi un destino fatal del hombre, en éste, los libro empiezan a ocupar la tierra y por más que los eliminen quemándolos o lanzándolos al mar, son tantos los que escribieron que el hombre termina aniquilándose por su propia pluma. Y si una persona en su vida puede leerse cierto número de libros, pues que mejor sería que leyera aquellos que le alimenten y le hagan pensar, porque los de autoayuda simplemente te alimentarán. En la inutilidad de los libros está el delicioso sabor del pensamiento. Un amigo dice “si los libros sirvieran para algo, dejarían de servirme”.

Hoy en la Feria uno se sorprende al ver montañas de publicaciones, de autores que conocerá solamente la mamá, y se asusta al no saber qué comprar. Confundir un apellido o un nombre puede ser fatal. Lo cierto es que esta feria es un espacio inigualable para la industria editorial, es un beneficio para los bogotanos en busca de literatura escondida o de precios bajos en libros que puntean las ventas. Y la cultura se convierte en un antídoto para una sociedad tan trajinada y doliente como la nuestra. Posiblemente sea esto una incongruencia de mi columna anterior, yo no quería decir que se acaben los actos culturales y darle comida a los chocoanos, La cultura no es la solución a los males del Estado, creer eso es algo muy romántico. La política para la política, la economía en lo suyo, y la cultura también. No puede ésta suplir las funciones que deben hacer las demás. Lo cierto también es que el Estado debe estar presente tanto en actividades culturales como e aquellas de necesidades de primer orden, privilegiando éstas últimas.

Mi invitación: ir a la feria, pasarse por los pabellones en especial el del homenaje a nuestro Nobel Gabriel García Márquez, y el del país invitado en esta ocasión Chile que se viene con una cata de poesía inigualable. Estarán escritores como Juan Villoro, Alberto Fuguet, Guillermo Arriaga, Claudio López, Francisco Hinojosa, Hernán Rivera, Jorge Herralde,” entre otros, que serán participes de mesas redondas, conversatorios y lanzamientos de libros. Uno de los artistas más esperado es Roberto Gómez Bolaños “Chespirito”, que estará en Corferias en el lanzamiento de su libro Sin querer queriendo. Si quieren más información le dejo esta página donde salen todas las actividades de la feria. Y a embriagarnos de cultura se dijo.



3/28/2007

Jónica


De la lengua al estómago
Por: José Báez

Por no encontrarle sabor a “Basura aqi” he decido cambiarle el nombre a mi columna. De ahora en adelante la llamaré Jónica, si me preguntan por qué, les podría mentir diciendo que las columnas jónicas son muy resistentes y bellas, cosa que no cumple mis artículos de opinión; o porque empieza por jota como el autor, pero si les soy sincero es porque me pareció gracioso y sencillo. Tal vez Jónica tampoco tenga sabor, lo descubriré cuando encuentre el nombre muy cansado, y quiera cambiarlo. Pero vamos al grano.

Esta semana que pasó, como muy bien lo nombra mi compañero Jonathan Torres en columnas anteriores refiriéndose al F-10, fue un bazar intelectual. El derroche en el cumpleaños de Gabo y la exagerada seguridad de los reyes de España en su visita al XIII Congreso de las Academias de la Lengua, en Medellín, y el IV Congreso Internacional de la Lengua, en Cartagena, para aprobar la nueva gramática que regirá al castellano, fue bastante exagerada. En estos dos sitios se reunieron escritores de alta importancia (Andahazi, Caparrós, Kovadloff, Castro Caycedo, Mario Mendoza, Oscar Collazos, Jorge Franco, Santiago Gamboa, Héctor Abad, Ángeles Mastretta entre otros), para sesionar a puerta cerrada la Nueva Gramática de la Lengua Española, y realizar un diccionario aprobado por el rey de España Juan Carlos I de Borbón , que según Fernando Vallejo en su columna de Soho resulta ser un mal hablado cuando lee los discursos, sin contar sus atropellos corruptos en política y lo que más le ataca Vallejo, un cazador de osos en vía de extinción. En Cartagena, se hicieron plenarias y conferencias dictadas por literatos y académicos de la lengua española. Fueron ocho días en que el español fue el protagonista de toda noticia, algo se alcanzó a robar el octogésimo cumpleaños del Nobel colombiano.

Gabriel García Márquez no se quedó atrás y en una celebración derrochadora celebró sus ochenta años de vida en la ciudad amurallada. Todas las revistas y periódicos tuvieron que ver con Gabo, con su nueva edición de Cien años de soledad, lo peor, y que nunca pensé que llegará a pasarme, es que Gabo me supo a mierda. No había nota de prensa, radio o televisión que no empezara con la frase o lugar común del autor: “Muchos años después frente a sus amigos el literato García Márquez recordaría el día en que escribió su novela Cien años de Soledad”. García Márquez por aquí y Gabo por allá, en cualquier lado y de cualquier forma. Pero por favor, no me malentiendan, ¿cómo no voy a estar de acuerdo en que se le celebre un cumpleaños a un Nobel colombiano, o que se celebren estos congresos de la lengua española?; lo que pasa es que caímos en la exageración, en el derroche. Mientras en el país ocurría la muerte por hambre de 17 niños en Chocó, las mariposas amarillas de Mauricio Babilona (personaje de Cien Años de Soledad) achiquitaban el titular. A eso me refiero.

No es justo que nos convirtamos en un Estado de eventos culturales, de intelectuales discutiendo por una u otra forma regla gramatical, no es que sea malo, pero tampoco es primordial. Esencial sería que Colombia se encargará de responder como Estado lo que en Constitución está positivizado, éste es un Estado Social de Derecho, donde se garantizan los Derechos Fundamentales. ¿Cuántos millones, pregunto yo, se habrá gastado ese despliegue de actividades en el congreso de Medellín?, súmele el de Cartagena y no hablar del de Gabito. Con todo eso seguro no sería el 41% de la población colombiana la que aguantaría hambre. Esta bien que se apoyen estas actividades, pero no hay que olvidar el contexto social, ¿o es que Cartagena es una ciudad muy bonita? Uno no entiende cómo la heroica siendo una capital cultural y un patrimonio de la humanidad, una gran porción de su población vive en estados que no son de pobreza, son de miseria, que es aún peor.

Lo que me asusta es que estos eventos culturales se conviertan en cortinillas de humo para tapar problemas estatales. Esta bien que se inauguren bibliotecas, está bien que hablemos de nuestra lengua, bien que celebremos el cumpleaños de nuestro mejor escritor. Pero también estaría muy bien que estas noticias no taparan una realidad latente. La vanidad intelectual no puede ser una lona verde como con la que cubrieron a los pobres en Cartagena hace varios años durante la visite del entonces presidente Bill Clinton. Por el contrario debe ser desde esos eventos donde se genere un pensamiento crítico de autogestión y cuestionamiento a las políticas del Estado, unas conferencias reaccionarias (de hacer despertar, no de disparar), más acordes a nuestra realidad social, que por cierto no es muy buena.

Link relacionado:




3/21/2007

Concierto



Este sábado 24 de Marzo en el auditorio del Museo Nacional (Cra 7 # 28-06) se van a presentar tres bandas bogotanas con llamativas propuestas musicales. La primera es Galagher, sus influencias son Mana, Caimanes y la Ley, es rock en español con un sello muy bogotano. Citadine Blues un grupo que trae una propuesta de fusión entre jazz, funk y latin enmarcado todo dentro del ritmo citadino, el blues. Y Benkos un colectivo artístico conformado por catorce creadores e investigadores artísticos, que nace con la propuesta de hacer planteamientos artísticos contemporáneos tomando como base la música afrocolombiana. El concierto iniciará a las seis de la tarde. La entrada es libre, sólo hay que llevar ganas de oír estas nuevas propuestas musicales de nuestra capital.

Para más información: http://www.museonacional.gov.co/joventmar-7.html

3/18/2007

La ópera está de cumpleaños

La ópera está de cumpleaños

Por: José Báez

Corría el año de 1607, esta vez no sólo la burguesía italiana se encontraba para presenciar en el Palacio Ducal, de Mantua (Italia) la ópera: Orfeo. También estaba toda la gente interesada con este novedoso espectáculo. La palabra ópera viene del latín opus (obrar). Años atrás ya se había estrenado en Florencia Dafne, una obra que rescató el clasicismo de la tragedia griega y también en 1600 se presenció Euridice. Esta nueva tendencia de arte escénico en el que se mezclaba el canto coral y de solista, la declamación y el baile en un mismo escenario, aún no se le llamaba óperas sino dramma per musica (drama musical) o fávola in musica (fábula musical).

Orfeo de Francesco Cavalli y Claudio Monteverdii fue la primera ópera, presentada en Venecia, con entrada abierta para todo público. La ópera siguió evolucionando. En la meca, Italia, Rossi creó óperas muy afamadas como La traviata, Otello, en Francia se realizaron montajes con ballet y Bel canto (solistas con aptitudes extraordinarias para el canto). En Alemania Beethoven, Mozart, Weber, y Wagner también crearon óperas como La flauta mágica, Don Giovanni, Tristan e Isolda, entre otras. También en Rusia Tchaikovsky fue participe en la creación de óperas.

Este año se cumple el cuarto centenario de la aparición de la ópera. Y valdría la pena preguntarse ¿Qué pasa con la ópera colombiana? Hay un problema, la ópera se ha difundido sobretodo en Rusia y en España como una actividad noble digna de la monarquía o del zarismo en el caso de Rusia. América colonizada por españoles traería esta concepción de la ópera como un bien cultural de élite, es decir era una representación artística para una minoría experta en el tema, que se consideraba culta, y aquellos que estuviesen fuera de ésta serían incultos.

La ópera entonces tuvo un estancamiento no en cuanto a producción sino en proliferación. Por eso hoy ópera es sinónimo de aburrimiento, de una gorda enrulada cantando a punto de estallar vidrios en idiomas que no entendemos. Yo tampoco estoy de acuerdo con que la ópera sea una actividad exclusiva cultural, si es así, en principio no es cultural. Las últimas óperas han dejado el tema épico a un lado y se han mezclado con temas contemporáneos, un ejemplo, en 1987 se estrenó la ópera Nixon en China de John Adams; y acá en Colombia, Pensamientos de guerra, en el 2001, un taller de montaje de la Universidad de Caldas.

En nuestro país la ópera no está muerta. Valeriano Lanchas, bajo; Juanita Lascarro, soprano, y Juan José Lopera, tenor; son por nombrar algunos de sus mejores exponentes. Lo que pasa es que en Colombia exista un mal entendimiento hacia este tipo de expresión escénica. Digamos que la ópera no ha tenido la verdadera difusión como en países europeos, y lo peor, es que no existe comprensión hacia ella. Y ¿qué hacer? Yo creo que lo necesario es, primero realizar óperas acordes con nuestra realidad, en español, por supuesto, dándole así como un nuevo nacimiento después de 400 años a la concepción que se tiene de la ópera. Cuando la gente sienta el placer y entienda la ópera y la apropie como una expresión artística más, será posible contextualizar ahora sí la ópera clásica, barroca, y de Bel canto.

Lo cierto es que la ópera cumple 400 años, y que aunque no sea un experto en ella celebro con agrado este aniversario, porque entiendo cuál fue su importancia como medio de expresión artístico, para convertir textos en lírica que rebotaba en los teatros y hacían y hacen emocionar a los espectadores. Es igual que el cuarto centenario del Quijote (que no he leído, más por respeto y tiempo que por otra cosa) que celebré hace dos años atrás, porque tal vez lo importante no sea conocer sino entender lo trascendental que ha dejado el arte en nuestra existencia.


Almuerce con Pedro Almodóvar


A partir del 18 y hastas el 28 de marzo en la Cinemateca Distrital se proyectarán en la función de las 12:30 las películas de uno de los directores más polémicos e importantes del mundo, Pedro Almodóvar. Se llama Almuerce con Pedro Almodóvar y se proyectarán: Mujeres al borde de un ataque de nervios, Entre tinieblas, Laberinto de pasiones, La ley del deseo, Tacones Lejanos y Átame. El costo es de $3.500. Los invitamos a deleitarse con el mejor de los gourmet cinematográficos españoles.

Taxi equivocado


Este jueves 22 de marzo se presentará en la Cinemateca Distrital de Bogotá el cortometraje colombiano: Taxi equivocado, del director Julio Hernán Contreras, actual profesor de guión de la Facultad de Artes Audiovisuales de la Universidad Javeriana.

El filme es ganador de la convocatoria del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico 2005. La entrada a la proyección es totalmente gratis y para recibir mayor información pueden dirigirse a los siguientes contactos:

Julio Contreras: 310- 8176014 Casa: 2329483 julcontreras@yahoo.com
Sasha Quintero: 311- 2589051 Casa: 2814807 sqcasiopea@yahoo.es

Vendetta

PROTESTA 26 DE MARZO

Por: Jonathan Torres

Ha circulado vía e-mail y seguramente ya muchos de ustedes sabrán de qué se trata esto de la Protesta 26 de marzo. Así de primerazo digo que no puedo protestar porque no tengo otro medio de transporte, además no me molesta.

Pero veamos lo que sucede: "Al sistema de transporte masivo TransMilenio (TM) le está pasando lo peor que le puede suceder a un negocio: perder clientela. En las primeras semanas del 2001, cuando empezó a operar, cada bus rojo movilizaba en promedio 5,8 pasajeros por kilómetro. Pero el reporte de diciembre del 2006 tiene preocupados a operadores, académicos, gremios y al mismo TM. El índice fue de 5,08, el más bajo en la historia del sistema", de acuerdo con el artículo "La encrucijada de Transmilenio" publicado en El Tiempo el 24 de febrero. Los rojos se demoran mucho, hay congestión, sin duda esperar un Transmilenio es tener harto tiempo para leer o cansarse de pie, y por supuesto, llegar tarde a donde vaya.

Por si fuera poco sabemos que los capitales adquiridos por esta empresa, como raro, están destinados a colorear de billete las manos de unos cuantos señores para quienes la distribución equitativa no aparece en el diccionario. Y piensan aumentar la tarifa. "Evidentemente hacia mediados de este año va a haber un aumento, propio de las operaciones. Eso es lo que llaman el alza ordinaria y legal", palabras de Lucho Garzón. Se tiene previsto que la tarifa subirá 100 pesos, con lo que el pasaje quedaría costando $1.400 a mitades de este año.

Seguramente el sistema de vida que transformó, para bien o para mal, la vida de los bogotanos no pudo dar abasto con las necesidades de sus usuarios. Hay descontento, ira, rasquiña en la gente que lo usa y por eso han estado movilizándose (como sí deberían hacerlo para cosas más preocupantes) a través de correos, cadenas y demás, tratando de invitar a cuanta gente puedan para que el próximo 26 de marzo se abstenga de utilizar el sistema.

¿Qué se pretende? Lograr que las cosas cambien y que este hermoso país tenga un sistema de transporte digno y eficaz -en palabras de quienes han comenzado esta aventura-. A simple vista se podría pensar que estamos hablando con otro de esos utópicos idealistas que quiere poner su granito de arena, quien adorna su falta de argumentos con palabras esperanzadoras y apasionadas. Estos discursos sólo logran ánimo interno y lasitud externa. Esperemos que me equivoque, que lo que estos animosos hagan el 26 obligue a Transmilenio a mejorar su funcionamiento, si no, pues no.
 
Free Web Site Counters
Free Web Site Counters