El Kibbutz

Kibbutz: colonia, settlement, asentamiento, rincón elegido dónde alzar la tienda final, dónde salir al aire de la noche con la cara lavada por el tiempo, y unirse al mundo, a la Gran Locura, a la Inmensa Burrada, abrirse a la cristalización del deseo, al encuentro. En la Rayuela, el cielo y la Tierra están en un mismo plano, hay que entrar al cielo a patadas, el zapato patea la piedrita, mirar al mundo a través del ojo del culo, la piedra debe pasar por ahí, llegar al Kibbutz. (Cortázar)

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1/08/2007

Cine colombiano




Una es un experimento cinematográfico que desafía la costumbre y la otra es una tragicomedia que pone en tela de juicio lo fuerte que una amistad puede llegar a ser, se trata de Dios los junta y ellos se separan y Las cartas del gordo.

Como bien lo dijera Cortázar, no hay temas malos sino malos escritores, o para el caso libretistas o directores. El problema no está en buscar historias fantásticas y nuevas, la idea es darle otro tratamiento y otra mirada a las temáticas existentes. ¿A quién le importa la historia de un mujeriego borracho que le pega a su mujer y tiene una hija perra y un hijo drogadicto? o ¿Quién se va a interesar por un gordo peluquero que se mantiene fiel a un amigo que no recibe sus cartas? No son historias trascendentales ni mucho menos ambicionan profundidades intelectuales, por lo que agradan y entretienen con honestidad.

No obstante, el trabajo de Dago García en la segunda, y el original guión de Harold Trompetero para la primera hacen de estas dos producciones emblemas de creatividad, inteligencia y sobre todo talento cinematográfico. Hablando de Dios los junta... no se nos hace para nada fácil contar una historia a punta de llamadas telefónicas, manteniendo a la audiencia atenta a cada conversación. La película transcurre como un timbrazo, es usted en su casa llamando y recibiendo llamadas, tan rápido que muchas historias se aparean en el cable. A la hora de la verdad no queda ningún cabo suelto, a pesar del paso raudo y despreocupado de los pequeños relatos que se entrecuzan uno termina por comprenderlo todo hasta el final, en que aparece Santiago Chaparro -quien aparece junto a Julio Nava y Andrés Cepeda haciendo de trío serenatero-, miembro de Invisibles Invencibles, grupo de músicos de la calle reunido por César López, el de la Escopetarra. En el mundo entero, los encuentros cara a cara han venido dando paso a los mensajes de buzón, de texto, al chat, a la fotografía vía celular y a los emails. Ahora es verdad que ojos que no ven.... El oído es el nuevo ojo*.

Y sobre Las cartas... el personaje, Carlos Julio Martínez "El Gordo", que a pesar de sus aspiraciones continúa con el negocio de peluquería de su padre, espera que su amigo el Flaco Rangel, famoso futbolista se acuerde de él y cumpla la promesa de convertirse en el padrino de su hija. Con pinta de traqueto, es decir, chaqueta de cuero, joyas, gafas negras y guayaberas coloridas, el Gordo se mantiene firme ante las burlas de sus amigos, demostrando que la amistad es todavía una realidad alcanzable. Es evidente que la película, como lo dice García, está destinada al público colombiano y no a la crítica, por lo que el lenguaje televisivo y su estructura se pueden rastrear en su última película.

Buen cine fabricado en Colombia, esperemos la inspiración dure para siempre y las producciones colombianas se mantengan firmes y financiadas.

*Comentario de Trompetero con respecto a su última producción.
 
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