El Kibbutz

Kibbutz: colonia, settlement, asentamiento, rincón elegido dónde alzar la tienda final, dónde salir al aire de la noche con la cara lavada por el tiempo, y unirse al mundo, a la Gran Locura, a la Inmensa Burrada, abrirse a la cristalización del deseo, al encuentro. En la Rayuela, el cielo y la Tierra están en un mismo plano, hay que entrar al cielo a patadas, el zapato patea la piedrita, mirar al mundo a través del ojo del culo, la piedra debe pasar por ahí, llegar al Kibbutz. (Cortázar)

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12/16/2006

EDITORIAL

LLEGÓ DICIEMBRE
Ha llegado diciembre y con él los cuatro meses de trabajo de El Kibbutz. Lo que surgió como un blog de divulgación cultural y crítica contextual se ha venido fortaleciendo, eso sí, con descaches y pendejadas. Hemos cometido una y otra vez el error de caer en el debate farandulero y por el deseo de encontrar dragones bajo las piedras muchas veces nos desviamos de la discusión más importante. Sin embargo el trabajo realizado en conjunto con los puntuales y concretos comentarios de ustedes, la vaina va tomando forma y El Kibbutz ya no parece ese peladito mocoso con problemas lingüísticos, ya tiene cara de adolescente y se perfila como un lúcido adulto.

Pensamos que la labor periodística carece de dogmas pues es debido a la práctica y el conocimiento a fondo de los intereses del público que cualquiera que se meta en esta carreta, logra sacar adelante un proyecto tan agarrado de la nada como este blog. Asimismo sería iluso pensar que se busca la mera satisfacción de gustos y deseos de nuestros lectores, la empresa acometida tiene como fin generar compromiso cívico, cultural, social y político en la porción generacional que nos corresponde, la juventud. Este tipo de objetivo podría tomarse como utópico dadas las sinvergüenzadas que cometemos como adolescentes y el importaculismo que invade nuestro diario reflexionar, pero preferimos creer que si uno pulla una ballena con un alfiler, tarde o temprano se quejará. Sí, los periódicos están llenos de mentiras, palabras light y debates inútiles; sí, los noticieros cada vez más se pasan al mundo de la farándula y pronto anunciarán la marca de ropa que utilizan los guerrilleros; sí, la radio se queda en la monótona reproducción de las mismas malas canciones y sólo en determinadas emisoras -que poco a poco van siendo empujadas al Internet- se puede aspirar a escuchar un programa bueno; sí, los periódicos virtuales son demasiado inmediatos y el cubrimiento de la noticia es sandio y breve y sí, los blogs -principalmente los que funcionan sin presupuesto- son espacios donde la mediocridad brilla contenta. Pero ninguna de las anteriores afirmaciones oculta el hecho de que el público sí carece de compromisos, contextos, argumentos, pantalones y demás para generar nuevos ritmos y flujos sociales. Estas faltas en los receptores se debe en gran parte por las mismas falencias de los medios de comunicación, pero tampoco seamos tan miserables que aquí nadie tiene rabo de paja. Un televidente/lector/escucha joven prefiere ver realities, leer "variedades" y escuchar reggetón que estar al tanto de la actualidad nacional en todos sus aspectos, no sólo en la política. La respuesta más común es: "¿Para qué más de lo mismo?" Pues les contamos que ni la guerra, ni la política, ni la cultura ni ninguna de las otras son espectros en constante calma, sus ritmos fluctúan y la indiferencia social debilita la esfera pública y permite el paso a más violencia, más ignorancia, más maricadas.

Por esto el nombre de El Kibbutz, un espacio autónomo en el que se busca la verdad de uno mismo pero sin aspirar a los "ríos místicos" o verdades sublimes y providenciales. Aquí lo que queremos es demostrar los hechos sociales que van marcando "la cosa", porque si nacimos en este suelito es para verlo agrietarse o reformarse, la indiferencia sólo genera más peso para que se divida en segmentos, se aisle la población y en un fatídico momento, todo colapse y la gente que se negó a ver termine preguntando: "juemadre, pero ¿a qué horas?". Pero en el otro lado, nosotros tampoco es que tengamos la verdad absoluta, ustedes han sido testigos de artículos más pasionales que centrados en donde hacemos una cacería absurda a "Uribito" y nos pasamos del límite argumentativo y terminamos diciendo puras falacias. Tenemos la salvedad de que ha ocurrido pocas veces y en verdad agradecemos aquellos comentarios lúcidos por parte suya a retomar las riendas del toro y enfriar la cabecita.

En cuanto a divulgación cultural las cosas son más calmadas porque la cultura es chévere. Les hemos publicado cuanto plan bacano hemos encontrado, unos gratis y otros muy caros, porque sabemos que aunque la economía es terca, de vez en cuando nos vamos de chics y satisfacemos el caprichito de pagar una boleta cara. Por eso nos hemos encargado de que en El Kibbutz haya de todo y para todos. ¿Que nos falta mucha información? ¡Claro! Ni más faltaba, pero eso sí, lo poco que hacemos se logra con esmero y esperamos que este corto tiempo de vida les haya servido así sea para salir a divertirse un fin de semana.

Las columnas Basura Aqi y Vendetta se hicieron con el ánimo de fortalecer la opinión pública, o sea lo que ustedes piensan. Se publican críticas de libros, películas, eventos, actividades, todos encaminados a generar gusto o aversión en sus mentes y ayudarnos entre todos a resaltar lo bonito e insultar lo feo de Bogotá, esto último para que la niña se ponga más hermosa. La conciencia bogotana que estamos tratando de generar no es utópica ni ciega, sabemos que como dijo alguno en una revista Bogotá está en pobreza como Bombay -puede exagerar porque es gringo y lo que no tenga las luces gringas no es bonito-; hay mucha indigencia, desplazados; en arquitectura nos quedamos cortos -así en los últimos 15 años veamos una mejoría sorprendente capaz de ganarse un premio en Venecia-; los servicios de transporte aunque mejoran, aún están muy atrasados, pero a fin de cuentas el clima es de los mejores con lluvias y todo, los planes que hay entre gratis y costosos fortalecen el espíritu cultural y artístico, las ideas cívicas se están despertando, hay campañas esperanzadoras en torno al turismo y la inversión social y no nos digamos mentiras, así nos crean fríos y parcos, los bogotanos la pasamos del carajo. Por favor no vean en estas palabras la absurda defensa de una identidad local sino una tranquila expresión del gusto que nos da compartir experiencias en esta ciudad.

Por todo lo anterior les decimos que si están en Bogotá pueden tener excelentes momentos y que El Kibbutz seguirá trabajando para hacerles llegar los mejores planes y las opiniones que los hagan disfrutar y pensar. Agradecemos su compañía en este breve lapso y aseguramos que si siguen con nosotros, no habrá sino mejoras y mejor comunicación y fortalecimiento de la conciencia social. Sinceramente y sin intereses les demostramos nuestro aprecio, deseamos unas felices fiestas o lo que sea que hagan y esperamos que disfruten, piensen y opinen, sólo aquí, en El Kibbutz.
 
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