El Kibbutz

Kibbutz: colonia, settlement, asentamiento, rincón elegido dónde alzar la tienda final, dónde salir al aire de la noche con la cara lavada por el tiempo, y unirse al mundo, a la Gran Locura, a la Inmensa Burrada, abrirse a la cristalización del deseo, al encuentro. En la Rayuela, el cielo y la Tierra están en un mismo plano, hay que entrar al cielo a patadas, el zapato patea la piedrita, mirar al mundo a través del ojo del culo, la piedra debe pasar por ahí, llegar al Kibbutz. (Cortázar)

Google

12/17/2006

Basura aqi



EL ÚLTIMO CARTUCHO

Por: José Báez


Uno de los temas que más me llama la atención y me seduce, es la literatura urbana. Antonio Caballero, Rafael Chaparro, Nahum Montt, Germán Castro, Luis Barros, Mario Mendoza; escritores que utilizan en sus relatos como protagonista al inmenso monstruo que nunca duerme. Personajes, hijos de la ciudad, que se encuentran entre el laberinto asfaltado de la urbe.

En Bogotá, existe uno de esos espacios muy controversiales y utilizado por muchos escritores, El Cartucho, que antes de ser el Parque tercer milenio, era el albergue de mendigos y drogadictos que duraban días abrazados al humo del bazuco, mientras sus caras raídas y mugrientas, los convertía en personajes temibles para cualquier bogotano. Y es que decían que en este sitio se conseguía de todo, heroína, armas, sicarios y hasta un sida. Las canciones de rap mencionaban este lugar como el sitio predilecto para el enfrentamiento del hampa. El Cartucho no desapareció, como nos decía Memo, un rehabilitado que trabaja en el centro, sólo se corrió dos cuadras abajo de la Caracas.

Por eso Bogotá creció con el mito de El Cartucho, un sitio peligroso donde poco o nada se sabía de lo que ocurría allí, siempre oliendo a sangre, y bazuco, a inmundicias, a piel cuarteada y mugrienta, olía a cadenas, manoplas, revólveres y chuzos de las peleas callejeras, a música rap y a muertos que se les llamaba N.N.’s. Un sitio donde no existía ni ley ni dios. Y Bogotá apuntaba con su dedo a la escoria de la ciudad.

Guillermo Bustamante, un escritor que vivió en este lugar, y que nunca creyó en la rehabilitación, pues como él afirma: "Yo era escritor antes de entrar a El Cartucho. Por eso no creo en la rehabilitación, el rehabilitado no escribe". Por eso incansablemente escribe, camina con hojas blancas bajo su brazo, y como si la ciudad fuese esa musa que le susurra al oído, nos relata en su libro El último cartucho, crónicas que traspasan y palpan la humanidad y realidad de El Cartucho.

Según Guillermo, que además de escritor, es miembro del taller literario de la Universidad Autónoma, los que han intentado entrar a El Cartucho no entran ni permanecen, con dos testimonios crudos los periodistas salen contentos a escribir un artículo. Guillermo afirma que esa es la diferencia del periodista y el escritor, "El periodista pregunta, el escritor se pregunta".
Un escritor que hoy camina por las calles de Bogotá, llevando algún libro de sus autores favoritos: Sartre, Heidegger, Jaspers, Moravia, Salinger. También con algún recuerdo de sus amigos los nadaistas, de Gonzalo Arango, quien conoció en Puerto Berrío, su tierra natal. Pequeñas hojas sueltas con sus poemas también yacen en el fondo de su mochila, recordándole que fue ganador del premio Cassius Clay de poesía, que organizaban los nadaistas. Y muchas hojas en blanco que acompañan su marginal soledad, para escribir sobre su hogar, Bogotá.

Con una barba gris, el pelo despeinado que esconde bajo una boina, la chaqueta café y desgastada de un vestido viejo que le recuerda su profesión de escritor y su mochila gastada, donde tiene escondida a toda la ciudad, sus olores, colores, sabores y sus personajes, que en hojas de color crema con olor a nicotina y bazuco, Bogotá se convierte en la tinta que sale de su bolígrafo. Hoy Guillermo nos abre su mochila y nos entrega El último cartucho, un pedacito de sus memorias y experiencias que ha compartido con la capital. Y este dueño de Bogotá, seguirá recorriendo a su musa por la séptima, la décima, la diecinueve o la trece, mientras que la gente que lo ve pasar dice: mire ahí va el literato de El Cartucho.


3 Comments:

  • At 12/25/2006 10:01 p. m., Blogger David Yazo said…

    ME ATREVO A CORREGIR.

    ESCRTIO EN EL KIBBUTZ "En Bogotá, existe uno de esos espacios muy controversiales y utilizado por muchos escritores, El Cartucho".

    CORRECIÓN "En Bogotá, existe un espacio muy controversial utilizado por muchos escritores, El Cartucho".

    CORRECCIÓN 2 "En Bogotá, existe uno de los espacios más controversiales utilizado por muchos escritores, El Cartucho".


    Me parece que no hay concordancia en la frase utilizada, aunque no daña la idea general del texto, deja un sin sabor, y una pregunta, ¿revisan ustedes los textos antes de publicar?

     
  • At 12/28/2006 5:45 p. m., Anonymous Anónimo said…

    considero que escribió el anterior comentario, tiene peores errores de coherencia y cohesión... no se atreva a corregir

     
  • At 12/31/2006 1:06 p. m., Blogger David Yazo said…

    cómo sabe que son peores?. Anómimo?...

     

Publicar un comentario

<< Home

 
Free Web Site Counters
Free Web Site Counters