El Kibbutz

Kibbutz: colonia, settlement, asentamiento, rincón elegido dónde alzar la tienda final, dónde salir al aire de la noche con la cara lavada por el tiempo, y unirse al mundo, a la Gran Locura, a la Inmensa Burrada, abrirse a la cristalización del deseo, al encuentro. En la Rayuela, el cielo y la Tierra están en un mismo plano, hay que entrar al cielo a patadas, el zapato patea la piedrita, mirar al mundo a través del ojo del culo, la piedra debe pasar por ahí, llegar al Kibbutz. (Cortázar)

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9/29/2006

Basura aqi

Un plan muy bueno pero muy caro




Yo, como muchos lectores, soy estudiante, para empezar hay que entender la economía del estudiante. Es simple: depende únicamente de los ingresos de los padres y la mesada diaria que éstos le den, claro está que el estudiante debe gastar dinero alimentándose, sacando fotocopias y en transporte sin contar otras actividades de ocio. ¡Pues sí!, casi siempre estamos vaciados, sin dinero en el bolsillo.

A mí, como a muchos otros lectores, me gusta salir a dejar disipar el tiempo, y qué mejor que encontrarse en la calle o en un sitio público un evento cultural gratuito, es una bienvenida abierta sin reproche, es sentir que Bogotá respira por sí sola cultura. ¡Ahh!... qué agradable aroma, es algo así como amareto, canela, anís y humo de cigarrillo.

Pero también están los eventos magníficos que hace esta ciudad. Sí, esos que pareciera que uno no creyera viendo el cartel y anotando la información, excitado e incrédulo para poder asistir. Estos próximos meses, Bossa n’ Stones, La Triviata (temporada de ópera), Teatro Negro de Praga, el concierto de Las voces del silencio, Joaquín Sabina, Nelson Pinedo (ex integrante de la Sonora Matancera), Babasónicos. En teatro, Pa sus tres, El Método Granholm, Cabaret (el musical), Perfume de arrabal y tango, Temporada de repertorio (en el teatro libre del centro), Festival de cuenteros quiero cuento 2006, Una hora es una hora ¡es una hora!, Lucha libre, y muchos eventos de considerable precio en Bogotá.

Pareciera como si quisieran limitar el acceso a la cultura a quienes poseen el dinero suficiente para comprarla, ¿qué es entonces la cultura? ¿Algo de unos pocos que se hacen llamar cultos, porque seguramente han viajado a Paris, hablan dos idiomas y lucen su vestido inarrugable Armani en el lobby del teatro?. Lo cierto es que ellos no aprecian estas expresiones artísticas y culturales sino que van, porque sí, porque pueden y quieren, y qué.

La idea no es ésa. Somos estudiantes y deberíamos tener cierto trato privilegiado en estos eventos. Por eso aplaudo a entidades como la Alzate Avendaño, o la Biblioteca Luis Ángel Arango, o el Planetario, donde los costos de presentaciones artísticas son relativamente bajos, no superan los cinco mil pesos. Mientras que estos eventos de boletería comercial, muchos sobrepasan los cien mil y algunos no bajan de veinte mil pesos. Celebro también a los proyectos de lectura que está llevando la alcaldía con su “Libro al viento” de manera gratuita y los PPP (Paradero Paraparque Paralibro). Me acuerdan cierto singular olor…

Hoy...pa' la basura los planes buenos, pero inaccesibles por su
costo, que parecieran coartar la cultura y entregársela a sólo unos pocos.


 
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